OPINION
En mi nombre sí (II)
.
Juan García Campal
.
Juan García Campal
.
Mientras desespero de la ruidosa respuesta del Partido Popular, y por si fuera yo el que estuviera en el error, repaso la historia mas reciente de este País. Y comienzo, o continúo, por donde lo dejé ayer: allá por mediados de junio de 1996, cuando recién había llegado el Partido Popular al Gobierno de la nación.
Entonces, declarada la tregua de seis días por la banda terrorista ETA, “se pedía un gesto y el gobierno ya lo ha (había) hecho…, en unos momentos en que los partidos democráticos, los grupos pacifistas y amplios sectores de la sociedad vasca demandan (continúan demandándolo) a la organización terrorista que amplíe la tregua y se siente a negociar el final de casi tres décadas de violencia”.
Del párrafo anterior, los textos entre paréntesis son míos, el resto del entrecomillado pertenece al Editorial de El Mundo de fecha 29 de junio de 1996, ya también citado ayer. Dicho Editorial se titulaba “Gestos firmes por la paz”. Los puntos suspensivos decían, dicen, escrito está: “Instituciones Penitenciarias ha acelerado el acercamiento de 30 presos de ETA al País Vasco”.
No suene lo anterior a reproche contra la política antiterrorista del Gobierno popular de entonces. Con mi silencio apoyé esas decisiones, porque las consideraba de su exclusiva competencia y quiero creer, y creo, que tomadas en el más escrupuloso respeto a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. Tampoco ningún partido democrático puso pero alguno. Muy al contrario de lo que desde el primer día ha venido haciendo el Partido Popular con respecto a la política antiterrorista del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Con la sustancial, y cualitativa, diferencia de que ésta viene respaldada por la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados, excepción hecha, obviamente, del Popular.
Pero continuaba el Editorial: “Gracias a esta actitud del ejecutivo, hoy existe una razonable esperanza de que ETA reconsidere su actitud y negocie una paz digna. Es su gran oportunidad y la de todos. Pero si la organización decide no aceptar la mano que le tienden los partidos democráticos, la situación no volverá al punto de partida. Habrá quedado claro que ETA prefiere resolver las diferencias con las armas y no con la fuerza de los argumentos. Sea cual sea la respuesta el Gobierno y los partidos de Ajuria Enea habrán quedado fortalecidos por esta valiente iniciativa”.
Como apunte, sólo como apunte, insisto en que sin reproche alguno a aquella política, durante 1996, en realidad en ocho meses, el Gobierno del Partido Popular, el presidido por José María Aznar, que tomó posesión el 5 de mayo de 1996 como Presidente, acercó a un total de 33 presos de ETA. ¿Eran las circunstancias más favorables a la paz que hoy? ¿Alguien me puede afirmar que sí? ¿Han cambiado las circunstancias para mejor, si así se les puede llamar, o ha cambiado el Partido Popular, él sabrá porqué razones o estrategias, para peor?
Mientras sigo esperando las respuestas, “la fuerza de los argumentos”, sigo diciendo que sí, en mí nombre sí, el Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y su Gobierno puede y debe seguir buscando la solución definitiva al conflicto terrorista, sujetos, como yo, como todos, a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
.
Juan García Campal
Entonces, declarada la tregua de seis días por la banda terrorista ETA, “se pedía un gesto y el gobierno ya lo ha (había) hecho…, en unos momentos en que los partidos democráticos, los grupos pacifistas y amplios sectores de la sociedad vasca demandan (continúan demandándolo) a la organización terrorista que amplíe la tregua y se siente a negociar el final de casi tres décadas de violencia”.
Del párrafo anterior, los textos entre paréntesis son míos, el resto del entrecomillado pertenece al Editorial de El Mundo de fecha 29 de junio de 1996, ya también citado ayer. Dicho Editorial se titulaba “Gestos firmes por la paz”. Los puntos suspensivos decían, dicen, escrito está: “Instituciones Penitenciarias ha acelerado el acercamiento de 30 presos de ETA al País Vasco”.
No suene lo anterior a reproche contra la política antiterrorista del Gobierno popular de entonces. Con mi silencio apoyé esas decisiones, porque las consideraba de su exclusiva competencia y quiero creer, y creo, que tomadas en el más escrupuloso respeto a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. Tampoco ningún partido democrático puso pero alguno. Muy al contrario de lo que desde el primer día ha venido haciendo el Partido Popular con respecto a la política antiterrorista del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Con la sustancial, y cualitativa, diferencia de que ésta viene respaldada por la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados, excepción hecha, obviamente, del Popular.
Pero continuaba el Editorial: “Gracias a esta actitud del ejecutivo, hoy existe una razonable esperanza de que ETA reconsidere su actitud y negocie una paz digna. Es su gran oportunidad y la de todos. Pero si la organización decide no aceptar la mano que le tienden los partidos democráticos, la situación no volverá al punto de partida. Habrá quedado claro que ETA prefiere resolver las diferencias con las armas y no con la fuerza de los argumentos. Sea cual sea la respuesta el Gobierno y los partidos de Ajuria Enea habrán quedado fortalecidos por esta valiente iniciativa”.
Como apunte, sólo como apunte, insisto en que sin reproche alguno a aquella política, durante 1996, en realidad en ocho meses, el Gobierno del Partido Popular, el presidido por José María Aznar, que tomó posesión el 5 de mayo de 1996 como Presidente, acercó a un total de 33 presos de ETA. ¿Eran las circunstancias más favorables a la paz que hoy? ¿Alguien me puede afirmar que sí? ¿Han cambiado las circunstancias para mejor, si así se les puede llamar, o ha cambiado el Partido Popular, él sabrá porqué razones o estrategias, para peor?
Mientras sigo esperando las respuestas, “la fuerza de los argumentos”, sigo diciendo que sí, en mí nombre sí, el Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, y su Gobierno puede y debe seguir buscando la solución definitiva al conflicto terrorista, sujetos, como yo, como todos, a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
.
Juan García Campal
<< Home