EL PICARO
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Buscas venganza, y no la encuentras. Anhelas protagonismo, y lo pierdes. Deseas con pasión, y solo indiferencia sientes. ¿Qué te ha ocurrido? Te leo y me desasosiego pensando que, quizá, tu aire de dama tan sólo era un disfraz. No puede ser. Te quiero ver como te veía, alta, esbelta, de larga melena e insigne figura, siempre atenta, pícara y realista. Pero me cuesta. Ahora te encuentro oscura y huidiza, seducida por la intriga, apasionada del cotilleo, convertida en mujer de fácil engaño. ¿Volverás a ser la misma, algún día? No lo creo. Yo, que feliz me sentía, que a nadie ocultaba mi admiración, me veo obligado al realismo: lo blanco, no lo es tanto, la verdad nunca es eterna. Y así estamos. Distantes, hoy, pero tan cerca cuando cerramos los ojos. Yo, sereno y prudente; tú, desquiciada y furiosa. Irreconocible. Mal camino es el que a ciegas se emprende. Y ahí te veo. Tantos errores y, tan continuados, te persiguen. ¿Quizá por ello tu brillo se esfuma? Tu guardia pretoriana te traiciona, y tú no lo quieres ver. Un acertijo, nuevo, te propondría, pero tan desorientada te veo, que imposible encuentro que des con su solución. Uno fácil, por lo tanto, te dejo. ¿Qué director de un medio local esconde en su cajón un secreto inconfesable sobre él mismo? ¿Tú lo sabes? Yo sí..
EL PICARO
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