REPORTAJE / Cistierna amanece en calma, con la rabia a flor de piel, y nadie olvida: "Si vuelve... Pim, pam, como hizo él"
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Ayer nadie hizo nada por apagar el fuego
de la casa familiar del asesino / Algunos,
que vieron el primer hilo de humo, evitaron
llamar a la Guardia Civil / Todo el pueblo
quería que la casa ardiera, y no lo oculta
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Cistierna ha amanecido hoy, jueves, con un cielo gris, clima templado y un aire de aparente calma. Solo aparente. A pie de calle no hay sobresalto entre los vecinos en esta matinal. El camarero del bar, que recibe a uno de los coladoradores de lahoraleonesa.es, evita el tema de los incidentes ocurridos horas antes hasta que se pone sobre la mesa por parte del cliente. Y sus respuestas tienen un aire a lo escuchado horas antes, a unos metro de la pequeña casa de planta única, de aspecto rojizo y descorchada por el paso del tiempo, que ardió fruto de la ira vecinal.- 'Tremendo lo de ayer', se le comenta al camarero
-'Mucho peor fue lo del domingo. Lo de ayer quizá se olvide, pero lo que pasó el domingo aquí no lo olvidaremos nunca. Estas cosas, en la montaña, quedan para siempre', asegura.
El periódico (el de papel) se comparte. El otro (el digital) fue un éxito sin precedentes en la jornada de ayer. Al menos eso me han dicho esta misma mañana. Las visitas a lahoraleonesa.es se han disparado hasta el punto que el 'asunto' toma unas dimensiones que ni sus impulsores se lo pueden creer.
Junto al café y la tostada se suman los comentarios. Sólo hay que agitar el tema para que florezcan los sentimientos.
-'¿Y usted que hace por aquí? pregunta el camarero.
-'De Paso' respondo. 'No he venido en el mejor momento'.
-'Cistierna es un lugar tranquilo. Nunca ha habido líos hasta que aparecieron estos. Unos sinverguenzas. Hace unos días el asesino le pidió trabajo al repartidor de la Coca Cola. Sinverguenza. Primero le robaba la bebida y después le pedia trabajo. Así son estos criminales. Yo les mataría, y punto'.
Al otro lado de la barra hace una mueca cuando lee que uno de los implicados intentó autolesionarse para no entrar en la cárcel.
-'Que se vaya acostumbrando. Si vuelve, no dura ni 24 horas. Pim, pam... como hizo él. Su familia lo tiene que tener claro. Si vuelve se quedan sin hijo'.
Es la opinión unánime en la localidad. Nadie piensa diferente. Ni siquiera en el Consistorio, por mucho que se diga. Se ha matado al hermano del alcalde. Tremendo, imposible de borrar de la memoria.
Compro mi último paquete de tabaco antes de irme.
E insisto
- 'Tremendo lo de ayer'
-'Lo que tenía que pasar, y esto no se va a quedar ahí', es la respuesta.
Desde el día de la tragedia, la familia de los detenidos no residía en Cistierna. Por eso cuando ayer ardió la casa de los asesinos nadie había dentro. La Guardia había retirado la vigilancia sólo unas horas antes y los vecinos vieron el camino abierto para tomar suprimera venganza. Cuando llegaron los bomberos poco pudieron hacer.
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Nadie movió un dedo
«El tejado estaba en toda su extensión ardiendo; cayó la mayoría sobre el propio solar. Nosotros hicimos los cortes correspondientes para evitar la propagación lateral a otras viviendas», explicó uno de los bomberos. En cualquier caso, dada la situación en Cistierna, todo apunta a que nadie hubiera movido un solo dedo por apagar el fuego. Algunos vecinos aseguran que hubo quien vio el primer hilo de humo, y que no quiso avisar a nadie. En realidad, todo el pueblo quería que esa casa ardiera.
La coincidencia hizo que en la casa de al lado estuviera la que fuera residencia de la abuela de la víctima mortal, también fallecida, y que sufrió algún deterioro, pero no importante. Ahora, la Policía Judicial de la Guardia Civil investiga las causas del fuego, que se propagó desde las tres y media de la tarde hasta las seis.
En el momento del fuego, además de los múltiples curiosos que se acercaron, hasta allí se desplazó una dotación de bomberos de León, además de una motobomba de la localidad leonesa de Boñar, ya que la de Cistierna no estaba disponible, según fuentes de la Guardia Civil. Las mismas fuentes confirmaron que hasta el momento no ha habido detenidos.
Los ánimos en la villa estaban exaltados desde la madrugada del domingo, cuando murió el chico. Ese mismo día, una concentración espontánea reunió a 2.000 personas contra esta tragedia. Al día siguiente a la una de la tarde otras 2.000 personas pedían a gritos que la familia de etnia gitana se fueran del pueblo durante otra concentración y una posterior manifestación. «¿Ya mataron a uno, ahora quien será el próximo?», preguntaban en ese acto, ya que no era la primera vez que habían protagonizado algún altercado en el pueblo. Y es que, según aseguró el dueño de un bar, que tampoco quiso desvelar su nombre, «eran dos meses de altercados. La cosa está que da miedo. Al hijo de la alcaldesa de otro pueblo le habían partido la mandíbula».
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«Tenemos miedo»
«En Cistierna, tenemos miedo ahora todos porque no sabemos como puede terminar esto», explicó y añadió que «lo peor ha sido la muerte del chaval». Era una familia muy conocida y querida en el pueblo, no en vano se trataba de uno de los cuatro hermanos del alcalde. «Lo que quiere el pueblo ahora es que no vuelvan por aquí», dijo este último señor, quien afirmó que en el pueblo hay otras dos familias gitanas, pero «tampoco se llevaban con ellos». En la tarde del lunes, ya la Comisión Permanente del Consejo de Pastoral de la parroquia de «Cristo Rey» de Cistierna se reunió y apeló a la «cordura» de los vecinos para que no se produzcan actos de venganza contra la comunidad gitana y esperen a la Justicia.
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