martes, 23 de octubre de 2007

OPINION

Con gratitud eterna...

¡HASTA LUEGO, AMIGOS!

Juan García Campal

Son las 23 horas del sábado 20 de octubre. Ha sido un día soleado, sin embargo una nube gris sombreó de alguna manera el solaz descanso. Sabrán porqué. Desde el pasado 12 de febrero -el mismo día en que, como contestación a una sospecha fundada y certificada, inauguraba mi blog Cuaderno de Bocamar, más que otra cosa por necesidad de despedida de quienes tuviesen a bien leer mis Desde Bocamar, publicados en el, ahora próximo a disolverse, El Mundo La Crónica de León- vengo encontrándome con ustedes en este cruce de caminos que fue, es y espero siga siendo lahoraleonesa.es

Eran las 11 horas y 14 minutos de aquel día 12 cuando por primera vez, y no por mi mano, ocupé mi primer espacio en éste de libertad con la incorporación de mi primera entrada en el Cuaderno de Bocamar, exactamente 4 horas y 33 minutos después de ser inaugurado.

Quién y cómo me acogió entonces, lo ignoro, como ahora también ignoro con quiénes he estado sintiéndome, desde entonces, como en casa. Todo ha sido a través de una herramienta tan usual hoy en día, como es el correo electrónico. Ni una cara, ni un nombre, amén del mío, ni nada; tan sólo una dirección de correo donde enviar mis textos, con los límites y periodicidad que mi voluntad dispuso, con la libertad que desde el primer día se me ofreció porque, amén de sentimiento compartido, sí se sabía, primero creí, después supe, que para mi ésta es vital condición. ¡Casi nada! Ya podría guardar tanto toda nada.

Ya ven como son de novedosas estas tecnologías de la información, de la red; a su luz, más y mejor que a su sombra, es posible tejer toda una serie de afinidades ciudadanas y hasta una incalificable relación humana que para siempre guardaré en la mejor de mis memorias. Por eso ni tan siquiera susurraré un ¡adiós!, pues siempre estarán conmigo los momentos -correos electrónicos- compartidos, las confianzas depositadas, las esperanzas compartidas, todo lo hecho, todo lo que ha supuesto en la realidad informativa leonesa esta lahoraleonsesa.es (ahí está el numero de visitas tenido sin la más mínima publicidad, nunca mejor dicho a través del boca a boca, aunque a veces ésta fuera con forma de buzón de correo electrónico).

Durante todo este tiempo he estado aquí, y con ustedes, como en casa, y como de casa me voy, sin entregar las llaves, sin decir ¡adiós!, si acaso susurrando un ¡hasta luego! y teniendo la certeza de que ninguna puerta se cierra a mis espaldas, que siempre, siempre que quiera, encontraré la puerta abierta. Como no podría ser de otra manera en casa.

Sepan que saben ellos que con humor y afecto he dado en llamarles “mi más allá”, por más acá que estén en mi aprecio. Sepan ustedes, y ellos, que nada más que gratitud rebosa mi pensamiento y mi sentimiento hacia esta lahoraleonesa.es que me acogió y brindó todo su espacio y libertad a las pocas horas en que alguna de las esquizoides personalidades de José Antonio Pérez censuraba algo tan simple como mi ¡adiós! Jamás sabrá el favor que me hizo. ¿Por qué no?, también a él mi gratitud. Y como entonces decía: cómo no, gratitud también a ustedes que me sobrellevaron con su crítica, con su silencio o con su reconocimiento. Si a alguien ofendí, mis disculpas; si algo no respeté, es que hay cosas que no tengo por respetables. Y ahora, no a releer “La evitable ascensión de Arturo Ui”, o la de sus neo-heterónimos como en febrero; ahora, me pondré la canción de Los Manolos, Amigos para siempre, y enviaré este hasta luego a lahoraleonesa.es

El pasado jueves se me ha ofrecido la posibilidad de incorporarme al nuevo proyecto informativo digital leonoticias.com. Nada más que ánimos y enhorabuenas he recibido desde esta lahoraleonsesa.es, mí casa. Esto, sumado al equipo humano que en él me he encontrado, a la ilusión en ellos percibida y a la garantía que para mí, muy personalmente, es la presencia en él, como presidente, de Marcial Manzano me ha llevado a dar el paso y colaborar en él, a formar parte de él, desde el primer día en que salga a la red pública. Allí me encontrarán si es, soy, de su gusto. ¡Salud a todos! Se les quiere.

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