domingo, 1 de abril de 2007

FIN DE SEMANA / REPORTAJE / África Llamas de Rada (León, 1911), fue la segunda española en conseguir el título de piloto de aviación


Sisó a sus padres para pagarse las clases y mintió
sobre su edad / De esta forma, en 1932, se convertía
en la segunda española en obtener su título de
piloto aviador / Tiene 95 años / Una película de
cine mudo la lanzó al estrellato / Su historia ha sido
recuperada por el suplemento Magazine de El Mundo.
.
Nació con Alfonso XIII en el trono, protagonizó su primera y única película durante la dictadura de Primo de Rivera y tocó el cielo en la II República. Y lo de tocar el cielo no es ninguna metáfora, es literal. Aunque nadie, salvo sus más cercanos, conocía su pasión por las alturas. Y su nombre tampoco figura en el reducidísimo listado de las primeras aviadoras españolas. Apenas una sola mención en La historia gráfica de la aviación española, la correspondiente al año 1932, deja constancia del mérito de su coraje, valor y osadía. Sin embargo, ella fue la primera madrileña –y la segunda española– en pasar por un aeródromo, en este caso el antiguo Aeroclub de Madrid, en los terrenos donde actualmente se levanta el aeropuerto de Barajas, y hacer el correspondiente curso de cuatro meses que la convertiría en aviadora titulada. A África Llamas de Rada, a pesar de sus 95 años (nació en León el 23 de agosto de 1911), no le tiembla el pulso a la hora de contemplar por enésima vez una de las joyas de su álbum de fotos, la correspondiente al día en que recibía el diploma que la acreditaba como «piloto aviador».
Al estudiarla de nuevo, ahora en 2007, envuelve su rostro con una indisimulada nostalgia. «Mis padres no sabían nada, no les había dicho que estaba haciendo el curso con otros cuatro hombres y que la única mujer era yo. Utilizábamos un monoplano de madera, de esos que parecen hechos por niños, aunque mi avioneta preferida era una Havilland de fabricación inglesa, un biplano…», recuerda.
¿Muchos nervios el día de la prueba final? África ríe de forma paciente… «En absoluto, no estaba nada nerviosa, tras tres o cuatro ochos en el aire, logré aprobar el examen», responde. «Que quede claro que fue de las primeras españolas en lograrlo», interviene Yolanda, una de sus tres hijos. «Dos años después, en 1934, conoció a mi padre». «No, no fue en el 34. Le conocí en el 32, el mismo año del curso», corrige rápidamente África, a quien su dificultad auditiva (su sordera le obliga a escuchar la televisión con cascos) no le ha impedido entender perfectamente lo que acaba de decir su hija. «Por eso no seguí volando. A él no lo gustaba que lo hiciera», comenta. «Posiblemente, de haber continuado como piloto, hubiera participado en la Guerra Civil como aviadora». África medita lo que acaba de decir y, tras unos segundos de silencio, recapacita y corrige: «No, no estoy nada segura de haber querido hacerlo».
(...) De salud delicada, África ha superado a sus 95 años –«cual Ave Fénix», tal y como le gusta resaltar–, varios problemas físicos de gravedad (dos roturas de cadera, dilatación de la aorta…) que la han llevado incluso a recibir la extremaunción. Pero ahí sigue… Pidiendo a los Reyes Magos, por ejemplo, un atlas actualizado que le permita conocer cuáles son ahora las capitales africanas. Muchas de ellas han cambiado desde que estudiara el Bachillerato y se apasionara por la geografía…
Sin embargo, a pesar de los achaques propios de su edad, disfruta aún de una memoria prodigiosa. Tanto que es ella la que corrige a sus hijos respecto a las fechas clave de su biografía. Como cuando les recuerda que fue en 1926, con 15 años y en plena dictadura de Primo de Rivera, cuando protagonizó una película de cine mudo, Los vencedores de la muerte, junto al galán de la época, Juan de Orduña.

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