jueves, 26 de abril de 2007

OPINION / RUGIDOS MAÑANEROS

Cosas que no comprendo
.
Juan García Campal
.
Sin duda con esto de la edad se me está acentuando la torpeza vital. Lo siento casi cada mañana cuando ojeo y leo lo que más me interese de ellos, por este medio informático, los diarios de estos leones de mis labores, ilusiones y desvelos, antes de hacer un viaje por los de carácter nacional y ya al final, cuando el reloj exige otros quehaceres, constato que cada vez son más las cosas que no comprendo.
Quizás como consuelo o remedio, debiera darle más vueltas en mi caviladora a la frase de Paul Auster de que "cuanto mayor me hago más entiendo lo poco que entiendo las cosas", porque obviamente aún no he llegado a ese nivel de sabiduría y mis propias incomprensiones me azogan, que es como turbarme a mi mismo el sosiego y el silencio, y, para más inri, con respecto a uno mismo, pues veo cada día como voy convirtiéndome en un bicho raro que no se resigna a dar por normal lo que se considera políticamente normal y que casi todo mi entorno da por inevitable y acepta con esa vieja resignación del "así son las cosas". Si al menos llegase a entender lo poco que entiendo las cosas, quizás regresase al sosiego o, al menos, consiguiese el silencio, el pasar, como de puntillas, por encima de este "así son las cosas" que tanto me altera y que tampoco es por grandes cosas, que quizás eso sea lo peor.
Pero es que no entiendo por qué llevo una temporada en que ya no sé qué hacer para encontrar unos recorridos alternativos a los habituales de mis trabajos y mis días que me eviten encontrarme de continuo con candidatos a los diversas dignidades públicas próximas a cubrir mediante, afortunadamente, sufragio universal, o, en su memoria y sustitución, una brigada municipal que por fin ha encontrado oportuno el tiempo, la forma y los precisos recursos económicos -no ella, sino su autoridad competente, civil por supuesto- para arreglar el desaguisado que llevo sufriendo junto al común de vecinos durante largo tiempo, más del merecido casi siempre. Y así, calles, plazas, flora diversa y equipamiento vario son ahora objeto de atención desaforada y no por ello no bienvenida. ¿Creerán que se lo he de agradecer? Pues no, porque lo veo justo pero tardío, y porque su coincidencia en el tiempo con la proximidad electoral casi me parece de una desfachatez que insulta la inteligencia del general vecindario.
Y tampoco alcanzo a comprender por que el señor alcalde se empeña en venderme sus 10 años conmigo preguntándome además si conozco realmente mi ciudad. Pues claro que sí, don Mario, como no voy a conocerla. La conozco y la reconozco, es mía, usted lo dice, y le reconozco a usted el no poco mérito que haya podido tener en sus cambios -los recambios para cuando algo se escoña hecha ya la foto sería otro cantar- pero ¿y qué? Pues no faltaría más que después de todos estos años de mandato, de haber endeudado el futuro de la ciudad hasta límites muy graves y gravosos para todo -porque aunque haya reducido el ahorro neto, aún nos tiene usted en una más que grave, ruinosa, situación financiera-, después de haber mermado considerablemente el patrimonio municipal con tal de conseguir urgente liquidez para poder afrontar las obligaciones más inexcusables, usted no pudiera hacer este folletín en el que nos muestra nuestra ciudad y al que por cierto, al folletín, no hacia falta cargarlo de fotos tan negras del glorioso pasado de esta ciudad -y suyo y de los suyos que siempre mandaron aquí-; ni adueñarse de la imagen de edificios en los que poco o nada ha tenido que ver su gestión. No entiendo porqué nos tiene que llamar con su pregunta lelos (fatuos, simples o como pasmados). Conocemos nuestra ciudad, claro que la conocemos, la hacemos y la pagamos, como a usted, que se presentó voluntario, tan voluntario como ahora se presenta a pedirnos nuestra confianza para gestionar lo que es nuestro. Yo a usted no le entiendo, ¿usted a mi?
Como tampoco entiendo que diversas dignidades de uno y otros colores del arco político gestor no nos digan sus emolumentos. ¿Cómo es eso de que otros ingresos, verbi gratia, los provenientes de Caja España o cualquiera otra sociedad en la que se ocupa puesto por interposición del público, pertenecen a la esfera privada o no saben no contestan? Esperen que me troncho de la risa. Cómo es que la despolitización de la entidad financiera da tan buenos y suculentos recursos económicos, aunque sólo sea vía dietas y viáticos, a tanto político. Me parece genial, ya me gustaría, pero entonces no se llenen la boca y nos vendan esa despolitización. Politicen, politicen, pero con todas las consecuencias, al fin y al cabo no dejan la Caja y España de ser objeto, medio y sujeto de toda política.
Solo les pido una cosa, respétennos un poco, sólo un poco. Somos inmensamente generosos, estamos dispuestos a hacer un esfuerzo y comprender algunas de sus cosas, pero, por favor, que somos los paganini, tengan sino un poco de vergüenza al menos un mínimo pudor.
Pero no se preocupen, ya saben, esto son cosas de la edad, de mis rarezas, un rugido mañanero.
.

Juan García Campal
http://juancampal.blogspot.com/

courses: formation qualité et gestion de production
Estadisticas y contadores web gratis
Estadisticas Gratis