OPINION
Amilivia es el problema
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Santiago López
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Sea como fuere, es difícil encontrar un problema en el PP, detrás o delante del cual no esté la figura de Amilivia. Detrás de las primeras divisiones internas de la antigua AP, detrás del pacto para derrocar a Morano, detrás de la crisis en la Diputación con José Antonio Diaz, detrás de los críticos del PP berciano, sus amigos Escuredo y Fátima López Placer; detrás o delante, al lado o entre bambalinas, no hay crisis popular que se precie sin que Amilivia tenga algo que ver.
Ahora, de nuevo, el PP se enfrenta a un reto complicado: mantener el gobierno de Ayuntamiento y Diputación. Y Amilivia vuelve a ser el problema. El problema para conseguir ilusionar a una militancia harta de sus desplantes, el problema para elaborar una candidatura de integración con la que la mayor parte del PP se sienta identificado, el problema para captar el voto de unos ciudadanos que elección tras elección vienen recortando su apoyo al actual Alcalde (primero fueron 14 concejales, luego 13, más tarde 12, cada vez un concejal menos), y el problema para entenderse con quienes pueden tener en su mano el gobierno municipal. A nadie se le escapa que si en el ayuntamiento nadie tiene mayoría absoluta y todo depende de UPL, el problema volverá a llamarse Mario Amilivia. De tanto estar siempre en los problemas, Amilivia ha acabado convirtiéndose él en el problema del PP.
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