lunes, 9 de abril de 2007

OPINION

Bostezo tardío
por lumpereza
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Juan García Campal
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¡Se acabó la diversión!, ¡llegó el calendario mandó a parar! Esta, y no otra, es la realidad. ¡Ya avisé! Ya voló lo que era cercana esperanza de unas vacaciones, así, sin adjetivo alguno, a pelo. Ya voló. Y a servidor, con tanta fiesta se le fue hoy el santo, o tiempo que me aguanta, al cielo, y se fue al currelo, o puesto que tengo allí, dejando el rugido mañanero aquí, vamos, sin enviar, convirtiéndolo en bostezo más que en rugido. Discúlpenme, pero la carne es débil y ya se sabe... para mí roja y poco hecha, por favor.
Y llegaron los unos, los comandantes de la cosa política nacional, dulcificados y humanizados, con su apadrinamiento de palabras. Todos apuntados a él como locos. Para que se les vea pre-ocupados con la vigencia del español. Así el uno, José Luis Rodríguez Zapatero, apadrina el andancio, y el otro, Mariano Rajoy, los avatares, y así José Blanco y Gaspar Llamazares y de buen seguro don Planaceves ya tiene alguna apadrinada, sin olvidar a los portavoces parlamentarios y presidente de la Cámara baja. Y digo yo: ¿qué coña de mamarrachada es ésta? Qué adoptar palabras ni qué cojones. De qué nos vienen ahora con esa finolada después de haber estado tocándonos los ut supra mencionados durante meses. Ni palabras ni leches, y menos para apadrinarlas, que igual se las quedan, usen ustedes las que están en boga y vean si con ellas son capaces de ponerse de acuerdo en algo que nos beneficie a todos, miren a ver si bien de una vez nos apadrinan a nosotros todos, al menos nos ponen las cosas un poco mejor, y, de posible, en más barato. Pero eso sí, llamando a las cosas por su nombre, sin eufemismos.
Esta idea del apadrinamiento de palabras "en peligro de extinción" sale de dos organizaciones privadas, la Escuela de escritores de Madrid, para las palabras del español, y la Escola d'Escriptura del Ateneo de Barcelona, para les paraules catalanes. No es mala idea, digamos que es una bella idea; voy a pensar que desinteresada idea y no mirar los precios de matrícula de tan altruistas organizaciones, pero menos bella que la del
Congresito de los Niños habido dentro del IV Congreso Internacional de la Lengua Española y absolutamente interesante de leer -para caer del guindo de lo que por el mundo se anda cociendo- principalmente su manifiesto, su selección de palabras desempolvadas, sus palabras inventadas, sus palabras más queridas. Pero claro, esas son cosas de niños, como esto son rarezas mías, vamos, un rugido mañanero hecho bostezo tardío. Pero es que tenía una lumpereza.
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Juan García Campal
http://juancampal.blogspot.com

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